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domingo, 11 de febrero de 2024

DEPENDENCIA EMOCIONAL




Te seguiré por siempre, callada y fugitiva,
por entre oscuras calles molidas de nostalgia,
o sobre las estrellas sonreídas con ritmos
donde mecen su historia tus más hondas miradas

Julia de Burgos



La Dependencia emocional es un tipo de relación de pareja tóxica y en la que al final lo que queda no se puede llamar amor, sólo necesidad por una parte y pena por la otra.

En estas relaciones, el dependiente emocional mina, desgasta, anula a la otra persona que al final sólo vive evitando un drama.

El dependiente emocional no vive el amor como forma de entrega, sino como forma de reafirmación de su propio yo.



LAS RELACIONES DEL DEPENDIENTE EMOCIONAL



  • Su relación con otra persona se basa en la necesidad excesiva de aprobación:
  • Vive preocupado por caer bien, incluso a personas que ve por primera vez o desconocidos.
  • Se empeña en lucir una buena apariencia
  • Expresa de distinta manera sus demandas de atención y afecto: haciendo regalos o favores que no le piden, preocupándose, estando excesivamente pendiente de los demás
  • Está lleno de expectativas irreales por su anhelo exagerado de tener pareja:
  • Se llena de ilusión y fantasía al comienzo de una relación, creyendo que ha encontrado a la persona que siempre buscó o al encontrarse con una persona interesante
  • Uno de los pocos momentos felices de su vida es al iniciar una relación o encontrarse con la posibilidad de que esto ocurra.
  • Anhela relaciones exclusivas y parasitarias:
  • Siente necesidad continua de disponer de pareja, amigos, hijos, etc
  • Vive pendiente de ellas, controlándolas, vigilándolas y queriendo conocer todos los detalles de su vida privada
  • Invade la vida privada de la otra persona
  • Agobia a su pareja con excesivas demandas de atención

Ocupamos una posición subordinada en la relación:
  • Por la pobre autoestima
  • Elige parejas narcisistas o explotadoras

La relación conduce a una continua y progresiva degradación:
  • Soporta desprecios, maltrato físico o emocional y humillaciones
  • No recibe verdadero afecto
  • Sus propios gustos e intereses quedan en un segundo plano
Son relaciones que no llenan el propio vacío emocional, sólo lo atenúan y lo agravan, porque el problema no está resuelto y para hacerlo se debe entrar en contacto y conocimiento de los propios sentimientos más ocultos:
  • No recibe afecto, deteriorándose aún más su autoestima
  • No se conoce lo que demanda porque nunca se ha tenido
Las rupturas son auténticos traumas:
  • El deseo de tener una relación es tan grande que se busca una relación después de otra
  • Se tiene un prolongado historial de rupturas y nuevos intentos
  • Cae en estados depresivos
Posee una autoestima muy pobre y un auto-concepto negativo:
  • No se ama a sí mismo porque nunca ha sido adecuadamente amado, ni valorado por las personas significativas, sin dejar por esto de estar vinculadas a ellos
  • El desamparo emocional y su vació se manifiestan más cuando no está enredado en una nueva relación
Los trastornos emocionales se hacen mayores:
  • Depresión (muy grave cuando la relación se rompe)
  • Ansiedad (más agudizada cuando la relación está en crisis)
  • Abuso de sustancias (especialmente cuando la relación peligra)


EL CHANTAJE EMOCIONAL

El chantaje emocional es una práctica habitual de maltrato psicológico que denota debilidad e inseguridad del que lo practica y servidumbre del que lo padece. La imposición se lleva a cabo utilizando los sentimientos como arma. La negación a aceptar las exigencias del otro se califica como traición.

De una forma inconsciente o involuntaria se presiona a otras personas, víctimas del chantaje emocional, para que actúen, digan o piensen de una determinada manera, aunque vaya en contra de sus principios. Esta presión no se ejerce sólo en el ámbito de la pareja, sino en cualquier tipo de relación personal.

PERFIL DEL CHANTAJISTA


Son personas que saben cuánto se valora la relación con ellos y conocen los puntos débiles y aspectos vulnerables de quienes les rodean este tipo de extorsionadores, a pesar de poder dar la impresión de ser personas maquiavélicas, en el fondo esconden debilidad e inseguridad ante el criterio y la libertad de elección de sus seres queridos.

Su espíritu posesivo les hace mostrarse como víctimas. Para conseguir que se acaten sus deseos han aprendido a provocar sentimientos de culpa. Entre los distintos perfiles de chantajista encontramos:

- El castigador: dice exactamente lo que quiere y las consecuencias que conlleva que no se ceda a sus deseos.
- El autocastigador: se dañará a si mismo si no consigue lo que quiere. Avisa previamente.
- La víctima: "obliga" a adivinar sus deseos para luego dejar claro que es nuestra responsabilidad el asegurar que lo obtenga.
- El provocador: ofrece promesas siempre que se acate su voluntad.


EGOÍSMO Y COMPLACENCIA

Los chantajistas emocionales se aprovechan de la mala sensación que produce estar a malas con ellos. Les da lo mismo que se acceda a sus deseos exclusivamente para aplacar ese malestar.

Esta manipulación suele producirse en el contexto de una relación con muchos elementos positivos. Se sabe cómo es el otro en su mejor momento y se permite que el recuerdo de experiencias agradables minimice la sensación de que algo no funciona. Es como si se estuviera obligado a pagar para obtener el amor y el respeto de las personas que se aprecian.


SÍNTOMAS DEL CHANTAJE

La gente que utiliza los sentimientos y emociones como método de conseguir lo que pretenden, se sirve de técnicas como amenazar con complicar la convivencia o poner fin a la relación si no se hace lo que ellos quieren. Otra forma es dar a entender que se deprimirán si no consiguen lo que pretenden.

Habitualmente ignoran los sentimientos y aspiraciones de su pareja. Lo más importante es que ellos se sientan bien. Para que a relación funcione, ellos tienen que sentirse bien. Califican al otro de egoísta, interesado o insensible si no cede, y se deshacen en alabanzas cando se accede a sus deseos. Las armas utilizadas por el chantajista son el temor, la obligación y la culpa.


CÓMO DETECTARLO

Este chantaje tiene consecuencias negativas para el que lo recibe, afectando su autoestima y provocando sentimientos de culpa.

Los que utilizan el castigo, intentan dominar a los demás mediante amenazas. Asustan, inhiben y provocan miedo a la otra persona, aunque habitualmente no cumplen sus amenazas. Generalmente se valen de la vulnerabilidad de sus relaciones para que todo salga como ellos quieren.

Los autocastigadores dirigen sus amenazas contra ellos mismos, logrando generan un sentimiento de culpabilidad en la otra persona.

Los sufridores son personas silenciosas y generalmente depresivas. Se valen de suspiros y silencios eternos esperando que el otro descubra lo que le pasa. No amenazan directamente, pero hieren y confunden.

HACER FRENTE AL CHANTAJE EMOCIONAL


A lo largo de la vida muchas personas pueden recurrir a este tipo de chantaje para mantener a un ser cercano continuamente pendiente de sus deseos y sentimientos.


COMO INICIA LAS RELACIONES UN DEPENDIENTE EMOCIONAL

Una característica central de la persona con un problema de dependencia emocional, es su baja autoestima: la persona no se valora a sí misma, por lo que en sus relaciones afectivas no elige a la persona, sino que son elegidas por otros, y en ese momento comienzan a sentirse atraídas: el hecho de que una persona “se fije en ellas” supone poner en marcha el mecanismo de la atracción.

La persona con una dependencia emocional no sigue las pautas de una relación afectiva sana y equilibrada, con un respeto al espacio individual: cambia el “yo” por el “nosotros”, viviendo por y para esa relación.

El dependiente no basa su relación en el amor, la confianza, el respeto o la aceptación del otro: en ocasiones no ama, simplemente necesita ser amada y así proyecta su amor; no puede sentir confianza hacia su pareja por el miedo a que ésta le deje (recordemos su problema de baja autoestima, por lo que en su mente, cualquier persona sería mejor que ella), no hay respeto, ya que el dependiente emocional invade de forma sistemática el espacio del otro, y por supuesto, no hay aceptación, porque lo único válido es vivir para y por ese amor (a ser posible con muestras continuas de que la llama sigue viva).

De esta forma, normalmente, la relación amorosa que genera un dependiente emocional está basada en la necesidad constante de señales de amor incondicional, y en muchas ocasiones, también muestras de que ella siente ese amor desmedido, que puede ser una elaboración mental para buscar que la otra persona sienta la obligación de corresponderle en la misma medida.

¿Manipulación? Yo no lo definiría así, ya que el dependiente emocional no es consciente de sus propias carencias como base del problema, tan sólo se sienten atrapados en esa necesidad enfermiza de ser amados.



MANIPULACIÓN EN EL ÁMBITO DE LA PAREJA

Existen parejas que continúan dentro de una relación por intereses creados, por falsas lealtades, por motivos económicos o por miedo a la soledad.

Son compañeros de piso, aparentemente bien avenidos, normalmente impecables en sus relaciones sociales, demostrando ser una pareja perfecta, sin fisuras. Pero, dentro del hogar, y en ocasiones, restringiéndose al dormitorio (ese papel lo pueden mantener dentro de la familia si existen hijos), la realidad es más perversa.


MANIPULACIÓN DEL HOMBRE A LA MUJER


En estos casos las variables básicas que facilitan que un hombre pueda llegar a manipular a su pareja para que no abandone la relación:

- Haber adoptado un rol de incapaz de valerse en las tareas domésticas, lo que hace que la mujer vaya adoptando paulatinamente un papel de "madre" que le hace difícil abandonar a su pareja, ante la responsabilidad que se plantea el hecho de estar convencida que no podrá valerse por si mismo.

- El hombre adopta un papel sobreprotector, anulando a su pareja a lo largo del tiempo: él se encarga de las reparaciones del coche, los trámites y gestiones, es el que conduce... a pesar de que su pareja esté perfectamente capacitada para realizar estas funciones, el hombre ha ido minando su confianza bajo la premisa "yo soy más eficaz", por lo que poco a poco la mujer se siente incapaz de manejarse en la vida, con lo que le cuesta plantearse la posibilidad de hacer frente por ella misma a este tipo de tareas.

- El hombre lanza mensajes a su pareja respecto a la dificultad que se le planteará a ella poder establecer una nueva relación. Comentarios respecto a su edad, aspecto físico, responsabilidades respecto a los hijos y falta de tiempo, pueden ir haciendo mella en su pareja, llegando al convencimiento que "más vale bueno conocido que malo por conocer" 


MANIPULACIÓN DE LA MUJER HACIA EL HOMBRE 


Este tipo de manipulación, desgraciadamente, suele tener como base a los hijos: el convencimiento de que su pareja se quedará dentro de una relación acabada por el bien de los niños suele ser utilizado con demasiada frecuencia. Básicamente, la manipulación de la mujer hacia el hombre suele tener estas variantes: 

- Provocar la necesidad de protegerla. Evolutivamente estamos preparados para tener un rol definido (reforzado socialmente): "el hombre es el fuerte y la mujer necesita protección". No es casual la preferencia del varón por los rostros aniñados y de ojos grandes: inspira ternura y la necesidad de proteger. Esta es una baza muy importante a la hora de mantener a la pareja dentro de la relación: dar la sensación de incapacidad, de que la vida se hundirá, que no podrá superar la ruptura, que no hay futuro. 

- Manipulación por medio del reclamo sexual: ni siquiera es algo consciente por parte de la mujer (en muchos casos). Retener a la pareja por parte del sexo es una práctica que no se da por igual en ambos miembros de la pareja, es más utilizado por la mujer, que en ocasiones, cuando ve el distanciamiento afectivo y también sexual, intenta un acercamiento (aunque anteriormente hubiera provocado el alejamiento por sus negativas a una interacción sexual) 


NOTA


Estos tipos de manipulación, no son los únicos, simplemente son los más frecuentes (al menos desde mi experiencia como psicoterapeuta). En prácticamente todos los casos, la persona objeto de manipulación acude a consulta por problemas diferentes, aunque este sea la raíz: depresión, falta de ilusión por la vida, ansiedad y sentimientos de culpa. 

Analizadas las causas, y casi siempre relacionado con "la culpa", aparecen problemas de relación y la persona verbaliza lo que el otro miembro de la pareja le ha ido inculcando como una realidad, perdiendo su capacidad de discernir entre lo que es una relación acabada y un problema de responsabilidad personal.

Por otra parte, la utilización de los hijos como argumento de permanencia (en este punto habría que considerar también al hombre que por miedo a las consecuencias económicas o a la pérdida de los hijos decide seguir dentro de una relación) produce efectos a la larga mucho más indeseados que la ruptura sana: los hijos de padres que viven en una relación distante y políticamente correcta pero llena de reproches subyacentes, son menos hábiles mostrando sus emociones, más fríos afectivamente y crecen dentro de relaciones familiares basadas en cánones y normas socialmente aceptadas, pero carentes de la calidez de una relación basada en el amor, el respeto y la confianza.